10/30/2006

Viaje a Irán



El taxi que había encargado papá, ya había llegado y pronto estaríamos en él, mi madre, mi padre y yo. Recuerdo vagamente cómo sonaba el taxi mientras desde el comienzo de la carretera de Burgos se veía tristemente entre la niebla cómo se escapaban las torres Kío en la lejanía. Madrid se alejaba. Pronto las dulces voces del aeropuerto se hicieron un recuerdo. Ya en el avión todos nos quedamos dormidos con el olor de la cena, que ya se llevaban las azafatas. Y cuando desperté, una de ellas me decía dulcemente que me abrochara el cinturón, que el avión iba a aterrizar enseguida.
El cielo se había apagado y había encendido luces amarillas y blancas decorando su cuerpo, felicitando nuestra llegada a Irán. La ciudad lucía su mejor vestido negro, brillante, con collares y pendientes de perlas relucientes, que se distinguían en la penumbra. Teherán, la gran ciudad, nos recibió alegremente. Yo, satisfecha, por fin me sentí en casa.
MSG (1º ESO)

Mi pueblo

Por fin me levanté, y mientras me estiraba y bostezaba, observé por la ventana mi pueblo. Se alzaban ante mí casas bajas, mientras miraba el sol asomándose y fisgoneando el valle.
Más tarde, escuché cómo el cielo se quejaba por los graznidos de los pájaros. Los árboles que sobrepasaban las ancianas casas de adobe, rugían con el viento al impactar en las hojas sonrojadas por el otoño. Fui corriendo a la otra ventana que da al campo abierto y observé la belleza de la montaña. El viento mecía la hierba haciendo que ronroneara, mientras las gran montaña parecía ser la reina del valle.
Por ella se abría camino por la grupa un sendero natural hecho por los corderos al jugar. A lo lejos se divisaba un pueblo que ardía de ganas por conocer más adelante, ya que parecía el pueblo dominante de la zona.
Fui a la puerta principal y la abrí. Se podía ver a niños jugar en un prado que parecía un gran tulipán amarillo que se aferraba a ellos para jugar él también. Cogí la bicicleta y me dirigí rumbo norte. Un largo viaje me esperaba...


GCR (1ºESO)

Santander

Llevaba Santander un traje azul y un sombrero amarillo. La ciudad es grande como el mar azul. Había cien ojos o más mirando hacia el mar. Eran cuadrados y transparentes. Pestañeaban sus aleros. Santander cambió y se puso el traje azul oscuro y el sombrero blanco.
Los ojos cerraban sus pestañas para dormir. Había luciérnagas por todos lados y grandes salpicaduras en el cielo, de todos los colores: rosas, rojos, verdes, blancos y hasta morados.
Las luciérnagas se apagaron y Santander se volvió a vestir con su traje azul y su sombrero amarillo.

AMO(1º ESO)

Las Canelas




Las Canelas es una playa de arena dulce, alegre y juguetona, tendida en el suelo, como una enorme alfombra beige, que es constantemente acariciada por finos y acuáticos velos... El agua turquesa y cristalina, no para. Saluda a todo el que pasa con olas que llevan en su cresta cangrejos en bicicleta, que buscan la luz del sol.
De noche, las casas del pueblo, se visten de fiesta, con trajes blancos, de puntillas amarillas, que miran celosillas a las estrellas que más brillan.

SNS (1º ESO)

La Plaza


Cuando salgo del portal de mi casa, lo primero que me encuentro, son bancos, columpios, árboles, plantas...
Durante la mañana la plaza está muda por la falta de los niños. Están los barrenderos, que barren, que riegan, que cantan.
Al llegar la tarde los gritos se escapan de la boca feliz de los niños, que jugando parecen un gallinero alborotado. Juegan al football, saltan, corren, sonríen, lloran, pero todos son felices.
Llega el final de la tarde:
ya cae el sol,
los niños se van,
las niñas lloran,
ya sale la luna.

EGS (1º ESO)