5/05/2008

Victoria y Dolores




Esta es la historia de Victoria, una atleta profesional. En Villaverde, el pueblo de donde era, todos la adoraban. Cada vez que iba de visita se quedaba allí una semana. Por la mañana salía a correr doce kilómetros y cada tarde se iba al miniestadio del pueblo para participar en tres o cuatro competiciones. Siempre ganaba: _¡La victoria es para Victoria!_ no dejaba de repetir el comentarista. Después se iba al gimnasio del pueblo. Pero ese día... estaba cerrado y en la puerta había una nota que decía: "Si quieres volver a tener gimnasio, te reto a una carrera en el bosque a las siete de la tarde. Sé puntual. Anónimo". No se lo pensó ni un momento y corrió al bosque. Cuando llegó ya era la hora y en medio del bosque estaba Ciclón, el mejor atleta de todos los tiempos, con las llaves del gimnasio. Le dijo a Victoria: _He robado las llaves del gimnasio y sólo te las devolveré si me ganas en una carrera de aquí al pueblo. _Vale, dijo Victoria_ ¡Tres, dos, uno!. ¡Ya!.
Corrieron y corrieron, pero Ciclón iba más rápido. Justo cuando iba a ganar, ¡pum!, alguien le dio con una sartén en la cabeza. ¡Era la dueña del gimnasio!. Le quitó las llaves y se fue a abrirlo.
Victoria, cansada, decidió ir a ver a Dolores, la masajista, que le dio un gran masaje y a continuación se despidió de ella.
A Dolores todavía le quedaba un cliente más por ver. Estaba muy nerviosa, porque era el inspector Severo, que venía para que le diera un masaje. Si le gustaba, le daría dinero y podría con ello ampliar el negocio, pero si no, tendría que cerrar el negocio. ¡Ding, dong! Llamaron a la puerta. Era Severo. Vestía de negro y estaba totalmente pálido. Se tumbó en la camilla sin decir nada y esperó a que le diera el masaje. Dolores, cada vez más nerviosa, empezó con el tratamiento. Al principio Severo, permaneció callado. Ni se movió. Poco a poco comenzó a revolverse y a estirarse. Dolores no sabía si eso era bueno o malo, pero continuó con el masaje. Cuando terminó, el inspector se levantó con los ojos empañados y le dijo: _¡Magnífico!¿Es el mejor masaje que me han dado nunca!. Tenga el dinero.
Y Dolores pudo ampliar el negocio y conseguir muchísima fama.
S.H., 1ºESO